12 criterios para determinar un buen espacio público
“New
City Life” es un libro que ofrece una revisión integral de la historia
de la vida urbana, desde la sociedad industrial, hasta la sociedad de
consumo. Entre los aspectos más destacables presentes en la publicación
se encuentra la evolución que tuvo la concepción de la calidad de los
espacios públicos, puesto que si bien para muchos antes cumplían un rol
secundario, hoy son cruciales para el desarrollo de las ciudades y su
integración con los habitantes. A partir de esto, sus autores
condensaron sus principios en 12 puntos que permiten diagnosticar si un
lugar clasifica o no como un buen espacio público.
Escrito por los urbanistas daneses Jan Gehl, Lars Gemzøe
y Sia Karnaes, y publicado en 2006, sirvió como base para que la
periodista Natalia García, junto a las artistas Juliana Russo, Marina
Chevrand y Calu Tegagni, crearan el proyecto para que fuera parte de la
exposición “Ciudades para las Personas”, llevada a cabo en la galería Cultural Matilha, en Sao Paulo.
A continuación los 12 criterios.
1. Protección Contra el Tráfico.
El
primer principio de los autores daneses considera que las ciudades
deben brindar seguridad a los peatones, para que se puedan desplazar con
total confianza por las calles, sin tener la constante preocupación de
que serán alcanzados por un auto. Desde esta perspectiva, el criterio
también apunta a educar a los peatones a tener precaución y a enseñarles
que no existen motivos para temerle al tráfico vehicular.
2. Seguridad en los Espacios Públicos.
Para
que los espacios públicos sean seguros y permitan la circulación de las
personas, es importante que exista la posibilidad de realizar
actividades durante el día y la noche en estos lugares. En caso que se
fomente la oferta de actividades nocturnas, un requisito esencial para
que las personas se sientan seguras es contar con buena iluminación.
3. Protección Contra Experiencias Sensoriales Desagradables.
Cuando
se realizan actividades al aire libre, no siempre se dan las mejores
condiciones climáticas. Por esto, los lugares públicos deberían incluir
áreas adecuadas para protegerse del calor, la lluvia y el viento, y
evitar así una experiencia sensorial incómoda. Si se tiene presente que
las áreas verdes ayudan a aplacar la sensación que se genera al
exponerse a altas temperaturas, contaminación y ruido, su multiplicación
en las zonas urbanas debiera ser una medida impulsada por los
organismos pertinentes.
4. Espacios para Caminar.
Con
el fin de que los espacios públicos sean apreciados como lugares
atractivos para caminar, es importante que cuenten con ciertos
requisitos en toda su extensión. En este sentido, si existen fachadas
interesantes de edificios y superficies regulares que garanticen el
acceso de todos, éste criterio se cumplirá en su totalidad. Asimismo, si
las superficies y los accesos son los adecuados, las personas con
movilidad reducida también podrán desplazarse.
5. Espacios de Permanencia.
El
quinto criterio presente en el libro considera que los lugares públicos
deben ser agradables para que las personas puedan permanecer durante un
largo tiempo y aprecien fachadas y paisajes interesantes dignas de ser
contempladas.
6. Un Lugar donde Sentarse.
Al
recorrer espacios públicos que reciben numerosas visitas, uno de los
aspectos más comunes es que la disponibilidad de asientos no de abasto.
Para que esto no siga ocurriendo, los urbanistas daneses postulan que se
debe aumentar el mobiliario urbano que se destina a los lugares
públicos, como grandes avenidas, parques y plazas. De esta forma, no
sólo se ordena la circulación de las personas, sino que se establecen
las funciones de los lugares. Como producto de esto se pueden destinar
lugares para descansar, lo que se condice con el incremento de
mobiliario urbano.
7. Posibilidad de Observar.
Si
bien no siempre los espacios públicos son lugares al aire libre, el
libro expone que deben asegurar vistas de paisajes para que los
ciudadanos tengan la posibilidad de observar.
8. Oportunidad de Conversar.
Los
espacios públicos, entendidos como lugares de esparcimiento y
encuentro, deben contar con un mobiliario urbano que invite y fomente a
la interacción entre las personas. Para que esto sea posible, deben
existir bajos niveles de ruido que permitan que las personas puedan
conversar sin interrupciones. Así, los lugares públicos no deben tener
cerca ruidos molestos de motores.
9. Lugares para Ejercitarse.
En
los últimos años, las plazas de Santiago han incluido máquinas de
ejercicios con el fin de incentivar un estilo de vida menos sedentario
y, por ende, más saludable. Esta tendencia se podría traducir en un
primer intento para cumplir con este criterio que establece que los
lugares públicos deben contar con equipamiento al que todos puedan
acceder para practicar deportes. Para que la práctica del ejercicio sea
frecuente, los espacios públicos deben garantizar actividades de
entretenimiento durante el día y la noche, independiente de la estación
del año.
10. Escala Humana.
Cuando
se construyen grandes obras, lo ideal es que se asegure que los
ciudadanos se puedan relacionar con esta nueva infraestructura en una
escala humana, es decir, que las dimensiones no superen con creces lo
que está al alcance del promedio de las personas. Por ejemplo, la ciudad
y sus espacios públicos deberían ser construidos desde una escala
humana teniendo en cuenta la perspectiva de los ojos de las personas.
11. Posibilidad de Aprovechar el Clima.
En
las regiones con clima más extremo se tienden a limitar las posibilidad
de realizar actividades al aire libre. Para abrir este espectro, se
deben crear espacios públicos que se correlacionen con el clima y la
topografía de la ciudad en donde se van a erigir.
12. Buena Experiencia Sensorial.
Los
parques tienden a conectar a las personas con sus sentidos en un nivel
que comúnmente no se logra en otros espacios urbanos. Para fomentar este
vínculo, los espacios públicos deben contar con buenos accesos y puntos
de encuentro con la naturaleza, a través de animales, árboles, cursos
de agua y plantas. De igual forma, para asegurar que los visitantes
permanezcan más tiempo en el lugar, deben contar con un mobiliario
urbano cómodo, que tenga un diseño y acabado de calidad y que esté hecho
con buenos materiales.
Cuando Jan Gehl visitó la muestra que estuvo disponible en Copenhague, dijo que “ningún
niño pide algo para Navidad que no sabe, y la gente nunca va a pedir
mejoras en sus ciudades que no están en su repertorio”. De esta
forma, busca que las personas primero se informen sobre qué necesidades
no pueden cumplir en sus ciudades para luego expresar qué es lo que les
hace falta para satisfacerlas.
Con
estos criterios se puede tener un mosaico de ideas que se podrían
implementar en los futuros espacios públicos del país o que podrían ser
ejecutados en los lugares ya existentes, pero que cuentan con algunas
deficiencias.
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