Enric Miralles Moya
Nace el 12 de febrero en Barcelona en el
año 1955 y fallece en Sant Feliu de Codines (provincia de Barcelona), el
3 de julio del año 2000. Por algunos, considerado el arquitecto español
de su generación de mayor proyección internacional. Estudió en la
Escola Tècnica Superior de Arquitectura de Barcelona (ETSAB) y en la
Universidad de Columbia, centros a los que volvería pocos años después
en calidad de docente.
Miralles empezó su trayectoria
profesional con el equipo de Albert Viaplana y Helio Piñón (1973- 1983).
Tras este periodo de formación, Miralles montó estudio propio con su
primera esposa, Carme Pinós, con la cual firmó ya obras de proyección
internacional, como el cementerio de Igualada (1991) y la Escuela Hogar
en Morella (1994) – ambas finalistas del premio Mies van der Rohe- o el
polideportivo de Huesca (1993).
Su segundo matrimonio, afectivo y
profesional (a partir de 1993) con la arquitecta Benedetta Tagliabue
coincidió con una gran internacionalización de sus encargos, algunos de
ellos de gran envergadura. Cabe destacar la remodelación del
Ayuntamiento de Utrecht, un auditorio universitario en Frankfurt, la
ampliación del Museo Cárcova de Buenos Aires, o un muelle en Salónica.
Aunque el proyecto que más le absorbía en los dos últimos años era el
Parlamento de Escocia, tras la devolución de la autonomía a la región.
Dicha obra ejemplifica la arquitectura de Miralles, caracterizada por el
equilibrio entre una estética fragmentada y convulsa y el respeto por
la tradición del lugar, como demuestra su inspiración en las formas de
las barcas de las Highlands.
Miralles también ha sido profeta en su
tierra, y tenía varias obras en distintas fases en Catalunya, entre las
que destaca la reconstrucción del mercado de Santa Caterina, en
Barcelona, además de un parque y un centro cívico en Mollet y una
biblioteca en Palafolls. Entre sus obras ya terminadas cabe destacar las
instalaciones de tiro con arco de los Juegos Olímpicos de 1992, el
Centro Cultural del Círculo de Lectores en Madrid, el Centro Nacional de
Entrenamiento Gimnástico de Alicante o la cobertura con marquesinas
metálicas de la avenida Icària. También cuenta con una estación de tren y
un pabellón de meditación en Japón. Entre otras distinciones, Miralles
mereció el León de Oro de la Bienal de Venecia (1996), por su obra del
polideportivo de Huesca que le causó un sinfín de problemas, al
desplomarse el techo por causas que los tribunales dirimieron que no le
eran atribuibles. También fue premio Ciudad de Barcelona (1992), Ciudad
de Madrid (1993) y Nacional de Arquitectura (1995). Sus obras han sido
objeto de una docena de libros monográficos y de exposiciones.
Su esposa Benedetta Tagliabue mantiene el
estudio EMBT funcionando y ha procedido a terminar las obras en las que
trabajó conjuntamente con Enric y ha emprendido numerosos y nuevos
encargos.
A juicio de muchos, Enric Miralles fue la
última gran promesa de la arquitectura española. Su obra deja entrever
una mente privilegiada, reconocida en el mundo de la arquitectura con
sólo 45 años de edad.
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