ENTREVISTA: PAULO MENDES DA ROCHA (1928). Arquitecto y urbanista brasileño.
Es un referente de la arquitectura
moderna latinoamericana. Nace en 1928 en Vitoria, Brasil. Se recibe de
arquitecto en 1954 en la Universidad Mackenzie. Fue profesor de la FAU,
USP (1959-1998). Ha ganado numerosos concursos públicos. Entre otros
reconocimientos, en el año 2000 recibió el Premio Mies Van de Rohe a la
Arquitectura Latinoamericana por la Pinacoteca del Estado de São Paulo y
en 2006 el Premio Pritzker, una de las mayores distinciones a la
trayectoria en el campo de la arquitectura.
30-60 Cuaderno Latinoamericano de
Arquitectura: Estamos armando un número dedicado a espacios culturales…
museos, escuelas, bibliotecas…
Yo podría decir que hay que
mostrar la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad de São
Paulo, de Vilanova Artigas. Pero Vilanova Artigas una vez más no es la
cuestión, sino el edificio que es muy extraordinario, muy sui generis.
Es una obra inconclusa. El intento de hacer algo es una belleza. El
edificio de la Facultad de Arquitectura tiene corredores, talleres y
todo abierto. Como en los ateliers de los artistas de los años 20 en
Paris que son emblemáticos, tienen claraboyas, mucha iluminación. En los
talleres si tienes una ventana sirve para los que están cerca, pero en
los ateliers hay luz para todos.
Es todo muy inteligente: la entrada, la
cantina, el auditorio, la parte pública. El encuentro se produce en la
entrada, en la cantina se puede comer, conversar: es la visión de una
ciudadela. Está la conciencia del grupo. El estudiante cuando va a
estudiar se aleja de la casa y va hacia la vida pública.
Hay una biblioteca para todos. La
biblioteca de la FAU es una de las mejores bibliotecas de arquitectura
del mundo. Artigas pensaba que la FAU alimenta a la Universidad. Es una
facultad de arquitectura que puede decir a la filosofía, a la geografía,
a la historia, a la lingüística, a la matemática, lo que necesitamos, a
donde queremos ir. Una facultad de arquitectura representa todos los
deseos humanos, los más urgentes, la construcción de la ciudad. La
cuestión es multidisciplinar por lo tanto si no puedes saber de todo
debes saber de un modo peculiar. La arquitectura es un modo peculiar de
conocimiento. El momento, la conveniencia, la urgencia, los deseos, las
necesidades, la técnica, resolver problemas: eso es en sí la
arquitectura. La dimensión de la arquitectura como un discurso como
lenguaje es muy peculiar porque es primordial construir el abrigo, la
casa, la ciudad. Para ser poeta tienes que dominar la lengua. Tienes que
construir palabra por palabra lo que quieres decir. Y hay que conocer
que los códigos y los recursos son restringidos. Tanto Shakespeare, como
Cortázar, como Guimaraes Rosa, usaron las mismas letras. Es una
construcción. Si se descompone un poema no dice nada. Si no tienes los
recursos no puedes tener imaginación. Por lo tanto tienes que saber cómo
componer, cómo construir para poder reflexionar. No se puede
reflexionar en el vacío. Una buena idea no construye una catedral. Es
necesario tener una buena piedra y una manera de cortarla.
Y usted además ha enseñado arquitectura…
Yo estudié en la escuela privada
Mackenzie. Y después fui invitado por Artigas para ser su profesor
auxiliar. Si tenías los antecedentes suficientes y yo ya había ganado
algunos concursos, la Universidad aceptaba. En los años 59, 60 comencé
como profesor hasta que me jubilé a los 70 años.
¿Cómo vio como estudiante la llegada a Brasil de la arquitectura moderna?
Era una manera muy clara y muy serena de
llegar de esas noticias. Tenía un librito que compré de este
norteamericano que hace casas, Richard Neutra. Me encantó Richard
Neutra. No sé por qué supe hacer una reflexión de no hacer copia. La
emoción venía del discurso que está en esas casas oportunas con el
paisaje, pero no quería hacer lo mismo. Y para mí toda la lección del
movimiento moderno incluye una lección fundamental que es la libertad:
se puede hacer de otro modo. No es una virtud ser diferente por el solo
hecho de ser diferente. Es para atender las urgentes novedades en el
universo. Una ciudad es una novedad en el universo. Se trata de hacer lo
que es deseado hace mucho tiempo y no logrado hasta ahora, lo que está
aún por hacerse. Y otra lección: tenemos que hacer el amparo. La
dimensión social aparece en la ciudad contemporánea. Casas para todos.
Esto es lo que dio los mejores ejemplos de viviendas colectivas. La
clave de la ciudad contemporánea es además la presencia indispensable de
las máquinas: los ascensores y metro. Es la mecánica horizontal del
transporte de masas y el movimiento vertical del ascensor. En la
Pinacoteca del Estado se propone una arquitectura que permite poner a la
gente en contacto con la cultura. Se puede decir que un museo de
Pinacoteca, no es una novedad. Lo que hay interesante ahora son las
transformaciones de las ideas de museología y sus técnicas. Pueden ser
muy interesantes. Un museo clásico como la Pinacoteca consiste en telas
colgadas de las paredes. Aun cuando se organicen exposiciones eventuales
de otro tipo. Pero el proyecto no es mío. Es del señor Ramos de
Azevedo. El señor estaba muy grande ya muerto hace 100 años (risas).
Hicimos una sociedad. Yo imaginaba que estábamos juntos diseñando el
mismo proyecto. E hice lo que me parecía que debía hacer. Estaba la
necesidad del servicio público del gobierno: actualizar, modernizar la
Pinacoteca, la climatización, etc. Era un programa claro. Se incluyó el
laboratorio de restauración, porque hay pocos o ninguno en Brasil. El
mejor que se pudiera hacer en una escala adecuada. El mayor no, el
mejor. En la Pinacoteca hicimos una maniobra. La palabra maniobra es
interesante desde la visión naval (operaciones que se hacen para cambiar
de rumbo). Cambiamos la posición del edificio sin tocarlo, haciendo que
la entrada que daba a la avenida por una escalera pasara al costado que
da hacia la Estación da Luz que es muy imponente y que sirve para hacer
una recepción inmediata de excursiones escolares, por ejemplo. Los
visitantes ingresan por la galería neoclásica de 5 puertas: una es la
entrada y las otras dos a cada lado como ventanillas de boletería,
guardarropa, etc. Y entrando de esta manera transversal se enfrenta a
los vacíos de los patios. Fue muy simple imaginar los puentes para
trasponer los vacíos, y cubrir de cristal los vacíos para climatizar.
Para evitar que el director tenga que decir: “vamos a cerrar la
Pinacoteca. Cierren las ventanas”. ¡Son 110 ventanas! Es de otra época.
Entonces pudimos sorprender el edificio
con esta mirada que no había antes dando libertad a la estricta planta
que prácticamente no se tocó. Están allí las cuatro escaleras
existentes. En uno de los grandes vacíos se colocó el gran ascensor
hidráulico indispensable para montar exposiciones y que no rompe los
pisos de madera originales.
Y después vino el Premio Mies van der Rohe…
Sí, pero ese es un problema de la Fundación Mies van der Rohe (risas).
En el museo de Escultura, ¿cómo surgió el encargo?
El MUBE es el resultado de un concurso
por invitación a varios estudios de São Paulo que gané. La cuestión era
la exposición al aire libre que es muy importante para la escultura.
¿Cómo hacer esto? Si tienes una construcción al medio del terreno, las
sobras no son dignas de espacio. Si haces un patio central, es la otra
hipótesis, pero a mí no me gusta el patio central porque es colonial.
Estaba la hipótesis del techo jardín pero no incluye las sobras del
terreno y tiene un acceso difícil para las personas. Entonces vi que
había una diferencia de nivel en el terreno que era posible hacer un
museo subterráneo, y todo jardín como área de exposición. Ahí hacía
falta algo, una marca del lugar, una escala. Y puse la viga que cubre
todo y articula, principalmente para darle dimensión a las cosas. Es una
gran escultura del tamaño de una casa. 2,30 metros: exageré un poco…
Es interesante cómo se integra el espacio público abierto con el espacio del museo.
Si la idea fue hacer una plaza toda
abierta. Después pusieron rejas. La mentalidad pequeño burguesa que
abandona el centro de la ciudad, pone rejas a todo. ¡La seguridad! Pero
cuando el mal está adentro, cuando no tienes seguridad en el alma… Pero
esa es mi forma de pensar. No se puede cambiar al mundo pero se puede
intentarlo.
Y conseguir hacer reflexionar a las personas…
La arquitectura tiene una dimensión
política fundamental. Es un discurso, una acción, por tanto lo que se
llama crítica debe estar en el proyecto. En la construcción se critica,
para evitar el desastre.
Usted encuentra que su generación está más comprometida…
Es una cuestión mundial… El movimiento
hippie fue un movimiento muy extraordinario pero no progresó porque su
dimensión de libertad era una libertad puramente transgresora.
Se tiene que llevar esa libertad al nivel
de la ciencia, la investigación, la universidad. Eso fue poco a poco
masacrado: Chile, Brasil, Argentina… (Muchos años de dictadura militar
fascista). La juventud de hoy es una consecuencia de esa represión. Pero
está saliendo poco a poco. Yo fui echado de la facultad y prohibido de
modo directo e indirecto. Y quedé por ahí… como pude… Es una cosa muy
amarga, no vale la pena ni comentar. Pero estamos obligados a cultivar
la memoria.
En el modernismo de Brasil al mismo
tiempo que inventaban el futuro en la arquitectura, rescataban el
pasado, el patrimonio, la tradición.
El futuro es siempre una reconstrucción
del pasado. La historia es la experiencia. La inteligencia de ingeniería
militar de los portugueses y la construcción de ciudades, los fuertes,
las defensas son un ejemplo. Los fuertes y las fortalezas no pueden
elegir lugar, tienen que estar allí. Enfrentan dificultades increíbles
en la construcción mucho más que quienes replican o repiten capillitas.
En Salvador de Bahía, las iglesias no valen nada. Lo que vale es el
Fuerte de Sao Marcelo, construido al borde del mar. ¡Una maravilla!
Construido enfrentando grandes dificultades, porque se encuentra que es
necesario que esté allí. No es construir lo más fácil y luego recubrir
de oro para engañar a los otros. Entonces sobre el pasado hay que
cultivar la conciencia y una visión crítica.
¿Cómo es la relación de las instituciones culturales con la ciudad?
Aquí se dice que nunca debimos tener una
ciudad universitaria. La universidad ya estaba en la ciudad: las
facultades de medicina, de derecho, de arquitectura, la escuela
politécnica. La ciudad universitaria sacó a los estudiantes de la vida
pública. Un gran error. Los estudiantes se alienaron, perdieron contacto
con la realidad, no tienen participación en la vida activa de la
ciudad, se infantilizaron. Antes salían a la calle para protestar. Si un
intendente hacía un viaducto mal hecho los estudiantes del Politécnico
estaban allí presentes. Si la facultad de medicina está en el centro, es
mucho más probable que los estudiantes se pongan en contacto con los
niños que viven en la calle.
Y mientras tanto la llamaron ciudad, aun
cuando no lo es. ¡Un acto fallido! Es una visión totalmente
colonialista. Para engañar. Asistí a una tesis que presentaba la idea de
poner nuevamente la universidad en la ciudad. Un centro de energía
atómica sí tiene que estar afuera de la ciudad.
Cuando hacía el servicio militar estuve
en la caballería. Se ponía adentro del box un corderito para que el
caballo no lo lastimara y quedara domesticado. No se deben sacar las
escuelas del centro. En la ciudad violenta, los niños son los
corderitos. Los niños tienen que andar en metro. Para que comiencen la
vida pública aprendiendo. Esa es la más virtuosa lección de las
escuelas. Estar allí de modo público.
No es que la ciudad sea un desastre. Es
que es producida desastrosamente. Cuando se abandona el área central se
dejan redes de cloacas, telefonía., todo lo que ya estaba allí. Y
después llaman a los arquitectos para revitalizar…
Y se pierden los lugares de intercambio que propone el espacio público…
Caminamos por la calle para exhibirnos en
el buen sentido de la palabra, saludarnos, ir a beber juntos, ir a
charlar: intelectuales, trabajadores, periodistas. Esta es la virtud de
la ciudad. La gran universidad es la ciudad. El gran centro cultural es
la ciudad. No se puede revitalizar un edificio abandonado haciendo un
centro cultural. ¿Qué es un centro cultural? Hay que tener objetividad:
podemos hacer la sede del cuerpo del baile de la ciudad, la sede de la
sinfónica de la ciudad pero no un centro cultural. Es hacer de la
cultura un panegírico que la burguesía va a usar para hacer
manualidades. No hay que hacer de la cultura, el otro oportuno actual
opio del pueblo. La cultura es cultivada. Yo tengo la cultura que quiero
tener.
¿Usted piensa que existe una identidad latinoamericana, o somos todavía países aislados buscando separados nuestro destino?
Eso sería un desastre. Tenemos que
construir juntos. Porque el período de construir países ya pasó y los
países son accidentales. No hay nada que diga que Chile tiene que estar
de ese lado, Argentina del otro lado. Por lo tanto tenemos
responsabilidad por los territorios en los que habitamos. Tenemos que
hacer proyectos conjuntos. ¿No encuentras que conectar el Pacífico con
el Atlántico es fundamental para nosotros? Particularmente para Brasil
que tiene costa que se enfrenta a África y toda la riqueza del mundo
está en Asia. No se puede hacer sin asociarse. Hay que atravesar muchas
veces el continente como se atraviesan los Alpes en Europa.
Existe un proyecto muy interesante: abrir
un canal que conecte la cuenca Tocantins-Araguaya que es amazónica con
la cuenca Paraná-Uruguay que desemboca en el Plata, estableciendo una
segunda verdadera costa interior de navegación fluvial de América
Latina. Y además crear conexiones ferroviarias entre los puertos del
Atlántico y el Pacífico. Esto va a sugerir la construcción de nuevas
ciudades como centros de articulación con estos sistemas de transporte.
Construir nuevas ciudades es la esperanza de salir de la estructura de
las grandes y pocas ciudades que concentran la energía de la producción
como São Paulo, Buenos Aires y que se han tornado absurdamente populosas
con más de 10, 20 millones de habitantes. Es mejor muchas ciudades de 3
millones de habitantes o de 1 millón de habitantes. Y se van
aprovechando los recursos: navegación, puertos, tendidos ferroviarios
para hacer que prosperen esas ciudades. Y después universidades, centros
de excelencia médica…
América Latina es un espacio
privilegiado. Tenemos que unirnos evidentemente. Somos un pueblo solo.
Hecho de una mezcla. Tenemos que ser lo que queremos ser. Nosotros somos
americanos. En tanto chilenos, brasileros, argentinos, uruguayos… La
geografía no tiene nada que ver con las jurisdicciones.
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