WALTER GROPIUS (1883-1969)
MUNICH 1925
Arquitectura internacional
Walter Gropius fue uno de los arquitectos más influyentes del siglo XX. En 1910 se estableció por cuenta propia, con su colaborador AdolfMeyer (1881-1929). Como Gropius, según él mismo, era incapaz «de poner por escrito las ideas más sencillas» lo necesitaba para que sus ideas tomaran forma.
Ya con su primer gran encargo, Gropius y Meyer hicieron historia de la arquitectura. La fábrica Fagus, en Alfeld an der Leine, permite reconocer a Peter Behrens (1868-1940) como modelo, pero en su radicalismo constructivo y estético van más allá de este.
En 1919, Gropius fue nombrado director de la Bauhaus, de reciente construcción. Esta escuela estatal proporcionaba una formación integral artístico-artesanal, la «fundición de todas las actividades artísticas en una unidad, la reuniticación de todas las disciplinas artístico-constructivas en un nuevo arte constructivo». Las fuerzas conservadoras consiguieron que el instituto abandonara Weimar; los maestros de la Bauhaus eligieron Dessau como nuevo lugar de establecimiento. El edificio de la Bauhaus, las casas de los maestros, la Oficina de Empleo y la urbanización Tórten fueron las obras más destacadas que realizaron en esta ciudad.
Gropius abandonó la Bauhaus en 1928, para abrir estudio en Berlín. En su condición de antiguo director de la Bauhaus, a partir de 1933 se le cerró el horizonte en Alemania, por lo que emigró a Estados Unidos a través de Inglaterra. En América comenzó una segunda carrera, como profesor en Harvard. Gropius siempre había sido partidario del trabajo en equipo, también por su limitada capacidad de dibujo, y había empleado a personas muy cualificadas. En 1945 fundó, con antiguos estudiantes de Harvard, «The Architects Collaboratíve (TAC)», que pronto se convertiría en uno de los estudios de arquitectos más importantes de Estados Unidos. La escritura personal, también la de Gropius, se sometía al trabajo en equipo. Gropius falleció en Bostón en 1969.
La obra publicada no se puede comparar, en volumen e importancia, con su obra como arquitecto y profesor universitario; sin embargo, algunos artículos y libros tuvieron mucha influencia. En 1923, Gropius escribió Idee und Aufbau des Staatlichen Bauhauses (Idea y estructura de la Bauhaus Estatal), un programa de principios, plan de estudios y rendición de cuentas al mismo tiempo.
La expulsión de la Bauhaus de Weimar pareció ser un duro golpe, pero el traslado liberó nuevas fuerzas. La Bauhaus tomó un rumbo más pragmático y racionalista. Para evitar errores en sus relaciones con el exterior, Gropius inició actividades que bien se podrían calificar de estrategia publicitaria multimedia. De esta formaba parte la edición de los Libros de la Bauhaus, cuyo director artístico era el maestro de la Bauhaus Lászió Moholy-Nagy (1895-1946).
El número uno fue, en 1925, el libro de Gropius Inter nationale Architektur (Arquitectura internacional). «Esta obra es un libro de imágenes de la moderna arquitectura. Con una forma breve desea presentar una visión de conjunto sobre las actividades de los principales arquitectos modernos y familiarizar con las evoluciones actuales en arquitectura»: así comienza el prólogo. En unas cien páginas se presentan fotos, isometrías y vistas de maquetas. También se tuvieron en cuenta unos noventa ejemplos de media docena de países, de los cuales más de la mitad eran obras construidas, mientras que el resto lo formaban proyectos y estudios. El amplio espacio que se dedica a estos da al libro el carácter de un informe de taller. La mayoría de los ejemplos procede de la posguerra, en su mayoría de después de 1922. Solo 14 se construyeron antes de 1914.
Comienza con un homenaje a tres fábricas, que Behrens construyó para AEG en 1910-1912; por mucho carácter moderno que posean muestran el clasicismo de Behrens, que Gropius no compartía. Siguen el teatro que presentó Henry van de Velde en la Exposición de la Werkbund celebrada en Colonia en 1914 y la Bolsa de Ámsterdam, de Petrus Berlage. Después, Gropius presentaba sus primeros trabajos, la fábrica modelo de la Exposición de la Werkbund y la fábrica de Fagus. Sorprenden las fotos de unos inmensos graneros, que Gropius ya mostró en 1911, en un conferencia sobre «Arte monumental y construcción industrial». En el artículo «Bases para la nueva arquitectura» (en Bau- und Werkkunst, 1925/26) describe la ambivalente fascinación que ejercen esos silos, en «cuya forma de repulsa se aprecia algo de la fuerza bruta del capitalismo». Lo potente, lo monumental de estos cubos, que podría transformarse en cualidad estética, fascinó también a otros arquitectos, que descubrieron en ellos arquetipos de la era industrial. Al final del libro de imágenes se encuentra una fotografía aérea de Manhattan. Excepcionalmente, Gropius la acompañó de un comentario breve, que por un lado era una crítica de la falta de plan, la densidad y las «formas no objetivas», pero por otro manifestaba asentimiento a la «forma del rascacielos». Si se pasa una hoja hacia atrás se aprecia el ideal totalitario: la visión de Le Corbusier de una ciudad formada por rascacielos, de 1922.
Entre las construcciones industriales de Behrens y los sueños de rascacielos se encuentran edificios funcionales, casas de vivienda, urbanizaciones. El centro lo forman ejemplos del entorno de la Bauhaus, del propio Gropius (diez objetos), de su colaborador Kari Fieger, Marcel Breuer, Ludwig Hilberseimer, Georg Muche y Richard Paulick (como la casa de ensayos de cristal en Dessau), así como del posterior director Hannes Meyer. Una foto muestra maquetas de casas en serie, que se presentaron en la muestra de la Bauhaus de 1923 en Weimar, la «unión de la máxima tipificación posible con la máxima variabilidad posible».
La revista de imágenes no permite reconocer ningún orden. La elección de edificios y de imágenes parece arbitraria y no se dan sus razones. Faltan interiores y plantas, previstos para una posterior publicación (que no llegaría a aparecer). No se puede hablar de un inventario sistemático, sino que se trataba de preparar a un «público amplio no especializado>> para la arquitectura futura: darles una idea de la claridad y objetividad de la nueva arquitectura, de la preferencia por superficies de cristal o la combinación de los cuerpos cúbicos. Gropius apostaba por el efecto óptico y la fuerza de las imágenes.
El prólogo es un manifiesto de la Nueva Arquitectura. En primer lugar, y al igual que AdoIfLoos (1870-1933), Gropius se distanciaba del historicismo con su «uso de motivos, ornamentos y perfiles de culturas en su mayoría pretéritas», que ha degradado la arquitectura a ser portador de «formas decorativas muertas». Frente al «esteticismo académico», que se cierra al progreso técnico, opone una «nueva concepción de la arquitectura» que se desarrolla más allá de las fronteras nacionales. Lo característico de dicha concepción es deducir la forma de una obra arquitectónica a partir de su «sustancia» y su función. No obstante, Gropius no propugna ningún funcionalismo barato, sino que integra la «proporción» como «cuestión del mundo espiritual». Si bien se mantiene unida a la función y a la construcción, eleva un edificio mas allá de su mera utilidad. Para conseguir una síntesis de función y forma se precisa un artista; Gropius no teme emplear ese concepto.
La nueva arquitectura se caracteriza por una «forma exacta, sencillez en la variedad, división por funciones, limitación a formas básicas típicas y su alineación y repetición». Gropius recurre a continuación a un modo de decir poético, que revela el exaltado espíritu de los tiempos. Exige «configurar los edificios a partir de una ley interna, sin mentiras ni caprichos y rechazando todo lo superfluo que vela su forma absoluta». Gropius termina con una clara defensa del progreso y sueña con «superar flotando la gravidez de la tierra, en su efecto y su figura». Esta frase final se corresponde con lasimágenes finales. En el prólogo a la segunda edición, Gropius puede resumir satisfecho que el «nuevo espíritu de la arquitectura», basándose en los logros de la técnica, está conquistando «el mundo civilizado». Se espera que utilice un concepto, que Gropius evita con todo cuidado: el «Estilo internacional». A él le interesaba algo más grande, más absoluto que el estilo: «construir como modo de configurar fenómenos de la vida».
Arquitectura internacional contribuyó a crear un nuevo tipo de literatura arquitectónica: el tratado en forma de volumen de fotografías. Sin embargo, existían fuentes. En 1923, Adolf Behne —historiador del arte ligado a la Nueva Arquitectura— concluyó un texto titulado Der modeme Zweckbau (El moderno edificio útil), que analiza la evolución de la arquitectura y presenta testimonios sobre ella. Behne no encontró ningún editor, por lo que su libro no se publicó hasta 1926, un año después de Arquitectura internacional; despertó menos interés, aunque estaba mejor fundamentado. Los dos autores se conocían y sabían de sus proyectos. Behne se quejó amargamente a Gropius, diciéndole que se había aprovechado de él. A su vez, el libro de Gropius también fue copiado: en 1927, y por encargo de la Werkbund, Ludwig Hilberseimer publicó el libro Internationale neue Baukunst (Nueva arquitectura internacional}. La publicación más importante que se basa en Gropius y Behne se publicó en 1932 en Estados Unidos: The International Styie: Architecture since 1922 (El estilo internacional: arquitectura desde 1922), de Henry-Russell Hitchcock, Philip Jonson. Lo que Gropius evitó decir lo hicieron los historiadores norteamericanos: declararon la arquitectura moderna como estilo.
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